Final de autor
El personaje secundario bajó al sótano y mató al escritor, que aún se
obstinaba en concluir el relato. Muerto el creador solo restaba deshacerse de
las pruebas. Manuscrito y cadáver fueron quemados en el patio trasero de la
hacienda. Todas las copias ardieron excepto una en la que el personaje
secundario no había sido asesinado aún.
Días más tarde, en un mugriento cuarto de pensión, el personaje dudaba
que nombre ponerse para concluir el relato según su conveniencia, ajeno al
puñal inexorable que se cernía sobre él desde las sombras.
Este micro ha sido publicado en L'INDEPENDENT de abril de 2014. Se trata de un "despojo" reciclado.